martes, 13 de junio de 2017

ODIO A LOS HOMBRES
























HOMBRES: CANCIÓN DE ODIO

Odio a los hombres.
Me ponen de la nuca.

I

Están los Pensadores Serios;
debería existir una ley contra ellos.
Ven la vida desolada como a través 
de un vidrio oscuro.
Siempre se pasan una mano cansada
por el entrecejo.
Hablan de la humanidad 
como si recién  la hubieran creado 
y tuvieran que ayudar a que sobreviva.
Se regocijan con las huelgas
y viven presentando demandas.
Hacen algo maravilloso por 
los Grandes Desposeídos:
viven abajo, entre ellos.
Con sus trabajos apenas pueden esperar 
a que las masas lleguen a los kioscos
y lean todas esas novelas rusas:
los best sellers del sexo.

II

Están los Hombres de las Cavernas,
los especímenes de la Virilidad de Sangre Roja.
Todo lo comen muy crudo,
rara vez dejan los baños fríos
y quieren que todos les toquen los músculos.
Hablan en  voz muy alta,
con palabras  cortas y anglosajonas.
Andan abriendo las ventanas,
dan palmadas en la espalda
y te dicen que lo que te hace falta es ejercicio.
Siempre están a punto de caminar hasta San Francisco,
de cruzar el océano en velero
o de atravesar Rusia en trineo...
— ¡Ruego a Dios que lo hagan!

III

Y luego están las Almas Sensibles
que hacen diseños de interiores por amor al Arte.
Huelen ligeramente a vainilla
y le echan unas gotitas de sándalo a sus cigarrillos.
Constantemente organizan bailes de disfraces
para poder asistir como un personaje
de Las mil y una noches.
Te sirven el té en su estudio,
donde la gente se sienta en almohadones
y ya está deseando no haber ido.
Miran a una mujer lánguidamente,
con los ojos semicerrados,
y le dicen en tonos suaves y pasionales
cómo debería vestirse.
El color es todo para ellos, todo:
un tono violeta incorrecto
les produce una crisis nerviosa.

IV

Luego están los que están
Totalmente Inmersos En El Crimen.
Te cuentan que no han dormido en cuatro noches.
Asisten a esas obras en que las únicas frases 
que están buenas son las del coro.
Van tambaleantes, de cabaret en cabaret
y te dan las cifras exactas de sus deudas en el juego.
Aluden sombríamente al terrible papel
que tiene el alcohol en sus vidas.
Y luego sacuden la cabeza
y dicen que el Cielo debe decidir
lo que será de ellos...
—¡Ojalá yo fuera el Cielo!


Odio a los hombres.
Me sacan de quicio.



Dorothy Parker (West End, 1893 - Nueva York, 1967)

(Traducción: Guillermo López y Cecilia Ross) 


MEN
A Hate Song

I hate Men;
They irritate me.

There are the Serious Thinkers---
There ought to be a law against them.
They see life, as through shell-rimmed glasses, darkly.
They are always drawing their weary hands
Across their wan brows.
They talk about Humanity
As if they had just invented it;
They have to keep helping it along.
They revel in strikes
And they are eternally getting up petitions.
They are doing a wonderful thing for the Great Unwashed----
They are living right down among them.
They can hardly wait
For "The Masses" to appear on the newsstands,
And they read all those Russian novels----
The sex best sellers.

There are the Cave Men----
The Specimens of Red-Blooded Manhood.
They eat everything very rare,
They are scarcely ever out of their cold baths,
And they want everybody to feel their muscles.
They talk in loud voices,
Using short Anglo-Saxon words.
They go around raising windows,
And they slap people on the back,
And tell them what they need is exercise.
They are always just on the point of walking to San Francisco,
Or crossing the ocean in a sailboat,
Or going through Russia on a sled---
I wish to God they would!

And then there are the Sensitive Souls
Who do interior decorating, for Art's sake.
They always smell faintly of vanilla
And put drops of sandalwood on their cigarettes.
They are continually getting up costume balls
So that they can go
As something out of the "Arabian Nights."
They give studio teas
Where people sit around on cushions
And wish they hadn't come.
they look at a woman languorously, through half-closed eyes,
And tell her, in low, passionate tones,
What she ought to wear.
Colour is everything to them--everything;
The wrong shade of purple
Gives them a nervous breakdown.

Then there are the ones
Who are Simply Steeped in Crime.
They tell you how they haven't been to bed
For four nights.
They frequent those dramas
Where the only good lines
Are those of the chorus.
They stagger from one cabaret to another,
And they give you the exact figures of their gambling debts.
They hint darkly at the terrible part
That alcohol plays in their lives.
And then they shake their heads
And say Heaven must decide what is going to become of them---
I wish I were Heaven!

I hate Men;

They irritate me.


IMAGEN:  Jean Paul Sartre -Caricatura de Pablo Morales de los Ríos- España, 2003





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