miércoles, 6 de enero de 2016

ESCOMBRO -II Parte-





CURVA DEL MATE

Un pedazo de caja 
de pizza pegado al asfalto
con pelos de perro muerto
y manubrio;

una zapatilla colgada de un cable de
alta tensión:

esto que te llevás a la lengua 
te pone con el sol de frente
sobre la vía silenciosa
y el tiempo que termina:

luego entre el pedregullo, pasás 
la barrera a la casa de un amigo,
su figura se extiende sobre un brazo
de telgopor, hablás

de lo que no queda nada de nada



TRABAJO MISTERIOSO

No sabe lo lejos que está, toca timbre en una casa,
no sabe a quien debe mirar
Buscará creer, hará su vida

La veo que camina tomada de una apariencia, 
hace la suya 

La verdad es que durante tanto tiempo no la había mirado:
pensaba más bien en la mezcla, en la rueca
de fieles y de estambres, de trozos de mosaico y perros
enroscados, botellas y fragmentos,
que me callé

A tal punto, que estas vías conducen a una lápida
Y sí, no parecía que entre su triste retrato y su perdida
unión hubiera algo: 



EL AGUA

Como siempre cubría 
un breve celofán el verdín 
que sobrenadaba el cemento

Las paredes la absorbían
para incorporarla a la navegación de las cosas:
sillones
luz

Por la ventana se veía
el pensamiento del hombre
Canicas  Tranquilidad
Manos cruzadas




José Villa (Martín Coronado, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1966)



Los poemas que publicamos pertenecen a la segunda parte de su libro "Escombro" publicado en 2015, por Club Hem editores, en la colección de poesía Ojo de tormenta.




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