domingo, 10 de marzo de 2013

Treinta segundos de ingravidez
















Ya sabía que las ramas
arriba llevan una vida más libre,
absolutamente aislada, casi abstracta,
pero ahora es distinto, yo también vivo arriba,
mi cabeza y los hombros se pierden
entre las hojas más altas
y hasta siento y pienso como algo
que está solo, absolutamente aislado
y no tiene raíz.




Intrascendencia 

Un momento,
Y despacio, shh...
Que el gato no despierte.
Que los gorriones en el naranjo
no se espanten.
Hierve el agua, cierro el libro,
mayo ha vuelto a la ventana.
¿Alguien quiere una taza de té?
¿Alguno de ustedes desea
una taza de té?
En el segundo estante,
a la izquierda, hay dos latas,
una roja y otra blanca.
150 millones de kms
ha recorrido este rayo de sol
que trasluce el vidrio
y las cortinas
y se fija en la madera del piso.
Dentro del rayo, en la no-gravedad,
el polvillo gris enloquecido
hormiguea.
La blanca no, la roja.




Daniel García Helder (Argentina, Rosario, 1961)







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