miércoles, 12 de agosto de 2009

MEDIODÍA EN UN REMATE DE HACIENDA



¡LUICHO MERLO, gaucho de la gracia afro-criolla
desparramada por la Cuenca del Plata!

Elegancia natural, fortaleza, alegría más intensa,
no encontraré nunca desde Buenos Aires hasta
los Ranchos Grandes del México indo-criollo.

Yo era un niño, ¿recuerdas? y en un enorme corral
de palo a pique tú volteaste, por las guampas, aquel
toro hosco yaguané, y te quedaste, de un salto, parado
sobre su ardiente cabeza, profiriendo un formidable
sapukai que mi padre te abarajó desde el caballo,
pasándote un chifle ardiendo de caña blanca.

La polvareda del rodeo salvaje me ahogaba, y tú me
envolvías con tu poncho colorado, y te reías a carcajadas,
y prometías amansarme para montado un bagualito
color de llamarada: "para ir a visitar a las
guainas-muchachas-cachorritas", como decías, y hacer
fiesta y baile, que más tarde hicimos, Luicho.

Después nos perdimos de vista largos años, y volvimos
a toparnos en un gran Remate de Hacienda, donde
estabas tú, girando entre el vaquerío, rey entre el
gauchillaje, junto al circular y sagrado estero
Trapiche-Cué.

Una agüita delicada corría para purificar las espuelas
ensangrentadas en un desbande de novillos, en los arreos.

¡Y le pegamos al porrón una resbalada de ginebra
galopante para adentro!

Era una mañana luminosa, una mañana Ley-País
del Día Puro.



Francisco Madariaga (Argentina, Corrientes, 1927- Bs.As.,2000)



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