martes, 30 de junio de 2015

ELLA EN LA RED








































No sé cómo pude pensar
que un punto metonímico
me libraría de lo real...



Sube la lluvia el silabeo
del agua
y en el río instantáneo
punza el tatuaje del silencio.



¿Esa voz que me llama como un río que no desemboca?
¿Ese desemboque de la voz que llama al río? ¿Ese río de voz
que llama a la desembocadura? En una de esas bocas solo
un río, sólo un río...



En ese sol donde el verde levanta el cristal con que se mira.
En esa mira donde el cristal levanta soles verdes.
En ese verde donde levanta con el cristal un sol que mira.
En ese levante donde un sol mira verde tras el cristal. jajajaja.


Y sube la orilla del cascote
y baja la cresta de piedra.
Y sube la llama del borde
y baja la nieve que tiembla.
Aaaaah.



El volcán del segundo
esa rosa con cabellera que sopla en el viento
se hunde en la vacilación.


Adoro a quienes se quitan la ropa
en especial con este calor.
Y sueño con un gran corazón,
pampán pampán
de glíter sobre el bodipéin.



Todos amamos a Mónica Lewinsky.



¿Quién rompe los redondos huevos de la tarde
y los vierte sobre mi cabeza
truncos
sin germinar tordos y zorzales?
¿Es que no tienen infierno
los dedos largos de los predadores?



Voy a hundirme en una botella de malbec
como Empédocles en el volcán,
para desaparecer al modo divino.



¿No puedo entonces ir por el borde sino por la orilla?
¿Qué será de la silueta que desborda por no bordear?
¿Qué será de la orilla carcomida por no cortar?
Qué será de la mirada que se esquiva por no desear.
Borderiza para franquear la línea,
límite geopolítico de la anatomía
del estándar.



Un reloj que se sienta entre almohadones a desplumar
el frío ¿eso es surrealismo?
No creo, eso es normal.
Los pollos vienen desplumados.
Ay.



La fiesta de la diosa sembró savia en los bosques. Ella,
la oculta.



Si una mujer se refleja entera  sobre un espejo,
en la noche del veinticuatro de junio,
verá en las sombras
la imagen del enamorado.
El espejo no alcanza
para reflejar en las sombras las imágenes de un hombre.



Nací en este cuerpo de tierra demorada.



La vida exacerba el impulso de reventarla,
globo de agua en el carnaval del tiempo.



Graciela Gianetti




Graciela Gianetti. Nació en Paraná y egresó del Instituto de Enseñanza Superior como Profesora de Castellano y Literatura. Se graduó después en la Universidad Católica de Santa Fe de donde egresó como Licenciada en Letras (1977). Se dedicó a la docencia en el nivel medio y superior y en concurso abierto obtuvo en 1992 la cátedra de Literatura Argentina donde se desempeñó hasta 2007 (UADER). En la Universidad Nacional de Entre Ríos obtuvo la segunda licenciatura en Lenguas Modernas y Literatura (2003) con una tesis sobre 'Abisinia Exibar' de Néstor Perlongher con recomendación para su publicación. Desde 1981 coordina el Taller Itinerante de Letras "Paraná", espacio reconocido cultural y socialmente a nivel provincial. La obra publicada hasta hoy consiste en "Un otro invisible" (poemas,1981) con ilustraciones de Gerardo Zapata, "Los dioses menores" (poemas, 1983), "Poemas eróticos y dos más" (poemas, 1987) y "Bailarines en el mercado" (poemas,2003).




domingo, 28 de junio de 2015

EL LADO OSCURO DEL MUNDO

























EL RÍO PODEROSO

En medio de la isla
sola
en una cama que no es mía
escucho la tormenta

Para amainar el miedo
trato de identificar los ruidos:
prevalecen
ante todo
el chasquido potente
de la rama de los sauces
y el enorme caudal
del río poderoso.

Miro el Paraná
calculo
a lo sumo unos cuarenta metros
hasta la otra orilla
en medio
corre fuerte el río
trayendo
lo que trae

en su anchura
lleva y deja
las partes
de una misma
la gente que se quiere

aquello
que no veremos más



NO RECUERDO LA SONRISA DE MI PADRE

Aunque la enfermedad lo devoraba
siempre ponderé
la belleza de mi padre:
sus grandes ojos
sus manos alargadas
el aire irónico con que miraba el mundo


Desde su silla de ruedas
si alguien cometía una torpeza,
cosa frecuente dado el lugar
las circunstancias,
si me miraba en esas circunstancias
sonreía calladamente
yo tomaba ese gesto como una señal de bienvenida,
de ser parte de su mundo


Sin embargo
no recuerdo su sonrisa, digo,
lo material
de su sonrisa

¿Sus dientes eran amarillos
o parejos?
En el recuerdo
la sensación es de felicidad
pero la imagen congelada
al mirarme
es la sonrisa que ofrecemos al perro abandonado
que al cruzarnos en la calle nos sigue
mueve la cola, no nos muerde


Creo que es suficiente
con saber que mi padre sonreía
más allá del recuerdo
para poder creer en la regla de bondad
de todas las sonrisas
de todos los perros
de todos los padres de este mundo



PAISAJE EN NEGATIVO

En esta parte del mediterráneo
el sol llega a su cenit
pasa allí las horas
y de repente
cae a pleno

Fenómenos de la luz
en otro meridiano
el filo del pie
hollando la arena
cuerpo, todo
en sepia oscuro.

Alma robada
paisaje en negativo
remontando las dunas
sombras cargadas
huyen hacia los edificios
en un instante
ya no habrá luz
la arena será gris
el mar
gris oscuro
y el cielo tomará el color
de la sangre lavada



AXIS MUNDIS

Oscura
 la noche vive en tu corazón
que no me ama
a cambio
me ama tu sexo
y él me da la miel de todas las abejas

aunque no me ames
está en mí
la razón de tu órbita
porque soy
la porción del mundo
que nunca
podrás ser

la caverna
oscura y húmeda
el ojo de agua
que te mira
y te revela 



Marta Miranda



Marta Miranda. Nació en Mendoza, Argentina, en 1962. Publicó los libros de poemas Mea Culpa (Nusud, 1991), El Oleaje (Nusud, 1998), La misma piedra (Ediciones Del Dock, 2004), Nadadora (Bajo la Luna, 2008), El Oleaje y otros poemas, antología bilingüe (Ruinas Circulares, 2013), Antología (Cuadernos Amerhispanos, México, 2013). Entre otras, participó de las antologías de la Primera Bienal de Arte Joven, Buenos Aires 1989, Poetas Argentinos de Fin de Siglo II, Buenos Aires 1999, Ventanas, Madrid, 2000, Poetas Argentinas 1961-1980, Buenos Aires 2007, Animales Distintos: muestra de poesía de Argentina, España y México, Autores Nacidos entre 1960 y 1969, México DF, 2008, Poesía Manuscrita vol. 2, Buenos Aires 2009, La poésie au coeurs des arts, Éditions Bruno Doucey, Francia, 2014, Un verano antes del 
verano,  Suiza, 2015. Ha sido traducida al francés, catalán, alemán  y croata. Coordina junto al escritor Ricardo Rojas Ayrala el Festival Internacional VaPoesía Argentina.  Desde 1986 reside en Buenos Aires.


Los poemas que presentamos integran el libro El lado oscuro del mundo (Bajo la luna, 2015), y será presentado próximamente en Buenos Aires.

viernes, 26 de junio de 2015

LA CULPA ES DEL SUEÑO
















Extraigo del ombligo
una pelusa iridiscente
la uso como lámpara
Ridícula decís
y prendés la luz
Te pego con el libro en la cabeza
no te duele y me encabrito
La pelusa rueda 
Me duele el estómago
Tengo una revelación
La pelusa no es tal
es nada más y nada menos
que mi voluntad
Si no la recupero
mañana no me levanto.


Una vez tuve dos penes
Sufrí porque soy mujer y no los quería
No tenía idea de cómo habían crecido
en cuánto tiempo
Al costado de mi vagina
colgaban como chorizos
Me tranquilicé, sabía que podía operarlos
Freud se equivocó. No nos falta nada.



Salen de mi boca lianas vibrantes
envuelven a los niños
que juegan en la plaza
a sus madres, a un perro
al chico que vende praliné
Son lianas afinadas en do
Los niños bailan
el perro canta
y de la tierra brotan flores
La música cura.



Mamá le dice a C:
a los hombres no les gustan las mujeres gordas, las prefieren delgadas
Papá le pregunta si tiene novio, ella dice que no
Deberías bajar un poco de peso, vuelve a interferir mi madre
No me importa, contesta C
puedo tener de novio a un árbol, a las nubes 
a un gato, a la mesa, a la silla, a una licuadora
y mientras dice esto baila
Papá se ríe.

De: La culpa es del sueño
Editorial Yaugurú, 2015 


Mariela Laudecina (Argentina; Mendoza  -Córdoba)






miércoles, 24 de junio de 2015

TOMO LAS DECISIONES CON LOS PIES


Me presenté en un taller de escultura
El aviso decía:
Se necesita ayudante
con o sin experiencia
El me hizo
una prueba
Sacó de un cajón
una chapa cincelada
Y me dijo
¿Qué ves?
El mar, respondí.
Perfecto. Estás contratada.


Tomo las decisiones con los pies
El color de la nieve es según el lugar
aunque parezca raro
Todo músculo es música
por eso bailo
Me hace triste la fisiología.


Hablar de lo que sea, es un lujo
Despilfarro a veces
Inmóvil, hablo del hacer
El pasado y el futuro
están construidos con palabras
El presente es mudo.


Australiano, 40 pirulos.
Ojos azules y piel dorada.
Lo conocí pidiéndole una lapicera
Se hospedaba en el hotel de la esquina de casa
Me invitó a salir como pudo
Sabía poco castellano y yo poco inglés
Pero nos entendimos;
                      / teníamos ganas de entendernos 
Fuimos a bailar; bailaba bien 
Nos besamos
A las seis nos fuimos a desayunar 
y después lo acompañé al hotel 
Me invitó a subir, y subimos; pero a la terraza 
Esperaba sexo 
Erré
Me masajeó los pies un largo rato sin hablar 
Permanecí callada 
hasta que repitió que quería
                             / conocer el Himalaya 
Andá, le dije
Al otro día me dejó flores con mamá 
y una tarjeta con un poema 
que hablaba del viento en mi pelo 
Fue el primer y el único ramo
                                    / que recibí en mi vida.


Siempre quise ser como Madonna 
y también, que un hombre me diga 
que soy la chica más linda del mundo 
Me gusta la palabra precipitarse 
La disciplina no es para cualquiera 
Voy a precipitarme, es fácil para mí 
cuando se trata de hacerme daño.



De vez en cuando abrazo a los árboles 
o apoyo la espalda 
y me quedo así un rato 
Hay uno, viejo, grueso y muy alto 
cerca de un puente, al que han tuneado 
con fibra negra y caritas felices 
que pareciera ya no querer estar ahí 
cansado de los ruidos y de la mente 
Un día le hablé, le dije que era hermoso 
que estaba al tanto de sus poderes 
y que gracias.



(De: Tomo las decisiones con los pies
Ed. llantodemudo, 2014)


Mariela Laudecina (Argentina; Mendoza  -Córdoba)






lunes, 22 de junio de 2015

PERFUME DE JARILLA

















Al fondo del patio
mi abuela mataba una gallina
Ya la había visto algunas veces
Aunque nunca quiso que estuviera presente
yo la espiaba detrás de los rosales
Fuerte y serena como una guerrera
precisa en cada movimiento
le retorcía el cuello hasta dejarla sin aire
y con un palo de escoba
le ajustaba el pescuezo en el suelo
La cargaba al hombro de las patas
y la desplumaba en agua hirviendo
Nunca sentí pena
ni nada
La saboreábamos al escabeche
y con mis primos
nos disputábamos la cabeza.



ATLÉTICO MAIPÚ

Los domingos juega Atlético Maipú 
Y con la abuela
preparamos el canasto con el mate 
y bizcochos de anís 
El abuelo carga las sillas plegables 
en el baúl del auto 
Le hago acordar de la bandera 
Es una banderita que cosió mi abuela 
de tela brillante azul y amarilla 
Cada vez que nuestro equipo hace un gol 
la agito y salto lo más alto que puedo 
¡Dale Boca campeón! 
me enseñó mi abuelo que grite 
aunque juega Maipú 
que nada que ver 
Lo que pasa
es que Boca es el padre de todos estos 
me explicó 
Y yo 
me lo imaginé como al Espíritu Santo.


En mi caballo tuerto
paseo entre naranjos
El viento sopla
y caen flores sobre mi pelo
Ideal
para que una música de piano
anuncie mi llegada
algo triste
de forastera rompecorazones.



Era un arbusto
redondo
apagado
Parece que hubiera estado ahí
miles de años
volviéndose viejo
esperando el día
en que los puesteros lo encendieran
para cocinar un chivo
o un ternero
Y al fin
ser bola de fuego

perfume de jarilla.


(De: Perfume de Jarilla, ed. llantodemudo, 2013)


Mariela Laudecina (Argentina; Mendoza  -Córdoba)







sábado, 20 de junio de 2015

MUÑEQUITACHOCADORA

























2
Antón
Antón
Antón pirulero
muñequitachocadora
se saca el sombrero
y juega toda pobrecita
con el plomo y el fuego
Antón
Antón
Antón pirulero
todo soldadito elige mi miedo.
Conocí a muñequitachocadora hace tiempo. Una tarde, en la placita
del barrio, se me acercó y me convidó un chupetín de frutilla. Después
fuimos a jugar al trampolín. Allí me mostró su primera sangre.



LA ENCANTADORA VIOLENCIA DE LAS PALABRAS

La cabeza firme, nene
a ver si te sale una idea.

Una máscara todos los días 
para soportar este salvajismo.

Ya no sueño
No tengo cajas de colores.

Ahora 
una tormenta posa en el árbol de mi vecina y canta
canta feo
pero dice que en todo lugar
la violencia
                          es el lenguaje.



NO DESEARÁS A LA MUJER DE TU PRÓJIMO

no desearás la mujer de tu prójimo
no me trató no como chocolate no me examinó no sobre la lluvia no
me quitó no la seda no me robó no el goteo no se le cayeron no las
naranjas no me dejó no un despacho no fue no buen retozón no y
nunca no supo que no le miré no los ojos no justo no cuando creyó no
eclipsar.


(De: "Si Hamlet duda le daremos muerte", Antología de poesía salvaje,
Buenos Aires, Libros de la talita dorada, 2010)



HOMBREHIELO



el hombrehielo. el hombre es de hielo. la montaña muestra su pequeña herida. al hombre le pica una hormiga y no se rasca. el hombrehielo. el hombre cubito. el hombre cubre los hielos. pero el hielo es eterno y no siente frío. el hombrehielo se mete debajo del hielo. muestra la mueca que abre caminos. caminos de hiedra encantada. la niñaencantada por el hombrehielo que parte cubitos. el hombre de hielo que parte. que parte cubitos. cubitos de niñaencantada. la niña en el congelador. la niña en el congelador mira como parte el hombrehielo. y el hombrehielo duro. y el hombrehielo mira a la niñaencantada. y la niñaencantada se derrite. y el hombrehielo ríe y se dirige hacia el próximo polo. allá lejos y por un tiempo.


(de: "Antología de poesía y prosa mendocina contemporáneas", 2009)



Eliana Drajer





Eliana Drajer  (San Martín, Mendoza, 1979). Es Profesora y Licenciada en Comunicación Social (UNCuyo).  En 2008 residió en el Instituto Rural de Artes de Casas del Cerro (España) gracias a una beca concedida por la UNESCO para concluir su primer libro. Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes para capacitarse en poesía con Alicia Genovese. Participó en el grupo de poetas mendocinos “Carne Fresca” y “Faltan 2” y actualmente es integrante del grupo “La moledora de carne” y de la Red Nacional Itinerante de Escritores.Su primer libro Muñequitachocadora (Buenos Aires, El Suri Porfiado, 2009) fue seleccionado y subsidiado por el Fondo Provincial de la Cultura de Mendoza.  Sus textos han sido seleccionados, desde 2004, para integrar diversas antologías de Argentina, México y España. 




jueves, 18 de junio de 2015

EL MONSTRUO



















I

Emerge
de la habitación vacía
parido sobre la mesa
oscura
sin nombre
ni palabra
apenas una voz
anhelante
que deforma lo que toca.


II

Lustra sus zapatos tres veces al día. En su ropa no existen las arrugas. Imposible percibir imperfecciones. Camina inmaculado. Imperturbable... él no es así. Volvamos. No buscaría llamar la atención. Él habita la normalidad. Nadie podría reprocharle salirse de lo común y en eso es incorruptible. Reconoce cualquier síntoma de rareza y lo corrige con velocidad y exactitud. Amputa de su personalidad cualquier estorbo que empañe su apariencia cristalina y franca. El monstruo sabe como nadie serlo.


III

Su esposa afirma que es un hombre intachable. Cariñoso. Preocupado. Y fiel. Su trabajo es arduo. Concienzudo. Y minucioso. Desentraña los misterios deseos y fluctuaciones de su sencilla mujer. Ella encantada, por supuesto. Logra mostrarse reina. Y madre. Frente a otras esposas sometidas al hábito de sentirse menospreciadas por sus maridos desatentos.
Sus hijas. Dos hijas dije. No son propias. Adoptadas, tal vez. El monstruo es único en su especie. Sui generis. No hay herederos en la monstruosidad. A pesar de su familia. Él es solo. No es huérfano. ¿Quién habló de padres? Es solo. Sin hembra para el Arca. Acá no. Acá no hay Noé ni Arca.


IV

Mi nombre no tiene sentido entre ustedes que se nombran como objetos.


V

Papel y lápiz
frente al pequeño diablo
que sigue mudo.


VI

¿Estás ahí?
Déjame oírte.
Dame una palabra
para que la guarde
hasta que no me pertenezca.
Habla ahora
antes que el tiempo
nos separe
eternidad
de por medio.


VII

Estoy tan lleno de demonios 
que a veces, al despertar, 
me creo un santo y le pido a Dios que me bendiga 
por tantas puñaladas repartidas 
a quien no lo merece.


VIII

El hombre. Es el que abre la puerta. Y no sabe que el tiempo no para. No pasa. De negro. Va de negro. Siempre de negro. Nunca sale sin traje y sin corbata. Siempre camina. Y es la misma vereda. O casi siempre. Un monstruo. Ese tipo es un monstruo. Con su valija en la mano derecha. Camina. Siempre camina. Es el mismo camino el que siempre recorre. A la vista de todos. Y cuando pasa. Saluda. Ese tipo saluda. En casa. Su mujer y dos hijas. Lo esperan en su casa propia. Él va al trabajo. Y es muy buen empleado. Sus compañeros se lo reconocen. Compra tortitas. Cada mañana. Comparte. Siempre comparte. Buen tipo. Todos lo saben. Nadie podría decir lo contrario. Trabaja. Cómo trabaja. Y nadie. Ninguno. Le sigue el ritmo. El jefe. Que siempre dice. "Diez como ese necesitaría". Eso quisiera. Pero el jefe no sabe. No sabe. Que ese tipo es un monstruo. Todos compraron. Siempre todos compramos.

                                  -Buen tipo.
                                  -Tipazo.


IX

Persigue un fin más allá de sí mismo y de sus días sobre el polvo -como él mismo dice. Sabe contener la respiración bajo el agua. Se considera normal. Se justifica ante su normalidad, sabe que justamente esto lo hace único. Él se empecina en querer ser único. Y es en ese querer ser que se aleja. Y pasa. Desapercibida ante los demás su peculiar y enigmática normalidad.


X

Es un maldito hedonista 
un psicópata elegante 
un enfermo insólito.

Nada es tan sencillo
el hombre no es un nombre
que se acerque como un perro
a una persona para lamer
las heridas de su paso por la calle.

No todo entra en los cajones 
de tu cómoda-cabeza.


XI

El deber lo había hecho temblar
y evitar el frente
de a poco había aprendido a huir
a reducir su presencia
a echarse atrás
con relativa soltura había sobrevivido
y todo le salía más o menos bien.

*

Nadie puede 
saberlo todo 
de otra persona. 
No lo tome 
a mal 
no es algo 
normal y corriente
se trata de un abuso 
absoluto. 
Sé de usted 
casi todo. 
Repito: 
Nadie puede 
             todo.

Este mundo se encuentra en nuestras vísceras 
por eso las despliego al aire como serpentinas, 
de allí nacen las cosas.
No es casualidad que conserve las mías limpias 
antes de servirle tu vientre al viento.

*

Escribir es algo
extraño
o
anormal
Es absurdo decir
varias fuerzas distintas
que desgarran los hilos
de la voz que se
corta
Retratar
el fracaso perfecto
el arañazo antes del
hundimiento.

*

No eliminé a aquel
que mató a mi hija. 
Es un hombre débil 
que sigue con vida.
Es un cadáver
que carece de valor para
marcharse.
Camina libre
y así le infrinjo dolor
constante y despiadado.
Él no sabe quién soy
ni que lo conozco
como a un hijo.
Sé dónde pisará
Y dónde ha de caerse
de allí mi mano lo levanta
y lo pone a andar
sobre la rueda.



Facundo López




Facundo López nació en Las Heras, Mendoza, en 1977. Es profesor de Lengua y Literatura (UNCuyo). Sus poemas aparecieron en distintas revistas y antologías. En el 2009 ganó la Beca del Taller de Poesía del Fondo Nacional de las Artes, dirigido por Alicia Genovese, a partir del cual formo parte del colectivo Literario La Moledora de Carne. Ha publicado tres libros de poesía: en 2006, Mariposa sobre las cenizas (Libros de Piedra Infinita); en 2012, El monstruo (Libros de Piedra Infinita) y en 2013 Resonancias (En boca cerrada). El perro verde, se llama su último libro de poemas (inédito).




miércoles, 17 de junio de 2015

LEVA




Una media luna marca la uña en el ombligo del amante que regresa.
En la pared botellas rotas para que no pasen los gatos. 
El sol destiñe los colores secundarios; lagartijas de piel 
transparente al tacto se apuran.
De las casas sale olor a sopa. Pasa por abajo de las mecedoras 
en la ventana una línea de luz.
Gajos raídos de sombrillas con palmeras cubren las caras de los comerciantes.



Los dientes forman la línea de joyas donde se juntan los muslos. 
El amante de pasión intensa debe proceder. Compacta 
como un buñuelito de frijol se espera. Extiende hacia mí la aureola 
aceitosa de la servilleta entre la multitud de la avenida.
Me abro paso en el calor de los demás, mientras mastico.
Gajos de sombrilla arratonada al sol.



Cinco marcas con las uñas cerca del pezón. 
Como un salto de animal el cielo gris plomo se dispara. 
Una luna afilada agudiza la presión.



No se puede decir con certeza cuántas clases de señales existen. 
Para rememorar el amor se imprimen en las partes secretas de mujeres casadas.
Una flor de loto azul Caribe en la cadera. El mordisco que produce la hinchazón.
Un tajo en el vestido regateado después de la lluvia, los pasos que me anuncian en la plaza.



El extranjero siente respeto ante una mujer con los senos arañados. 
Ejerce una influencia en el ánimo llevarlos al descubierto, 
como las princesas de sangre real pintadas en las tumbas.
Señales casi borradas reanudan la imagen anterior. El vuelo del tapado, 
esa mañana en el entierro. Se miraban detrás de anteojos negros, 
las señoras, antes de subir a los autos. Pasando cerquita del farol veo 
la sombra de mis zapatos. Un punto corrido en la media.



Salvo el labio superior todo puede besarse. 
La nube quebrada, con intervalos rojizos, como un mordisco de jabalí. 
El tajo en el vestido revela un triángulo de piel sobre el encaje. 
Bajo el farol las lagartijas acechan insectos.
Corta el aire un silbido, pasan hombres de bigotes tarareando cumbias.
Un amor producto de la variedad de medios. Esta algarabía que decrece.



No pretende orden ni momento fijo. La tensión se demora. 
Alguien mira el rostro del amante dormido. 
Ruido de fichas de dominó, desde la calle. 
Un mar sin una sola ola se deshace, atrás, los alcatraces flotan.



Si el amante llega a altas horas da el beso que despierta. 
La chica de los caramelos convida a los mariachis. 
Se escucha sobre el adoquín el trote del caballo, se pierde 
el canto triste del cochero. Sobre un vidrio triangular maúlla un gato. 
Una puede simular que duerme, o que tiene los ojos colorados por la sal.



Como la viuda de un actor. Fácil de conquistar resulta la mujer 
no respetada por otras que la igualan en rango o en belleza.
La del sombrero se hace morder un adorno en la oreja, 
quedan botellas vacías de ron abajo de las sillas.
La rumba termina, se escarba la nariz el celador.



Una unión suspendida. Contra la pared los amantes 
imitan el movimiento animal. Blusas fucsias y amarillas, 
virgencitas que brillan a oscuras, patas de cangrejo.
Sobre el estómago, contraídas.
A la luz del nuevo día se liberan del embrujo. El maquillaje 
corrido, la opresión del jean elastizado. El silencio 
en los andamios comidos por la sal tras la muerte de un obrero. 
La calle caliente. Achiote para el almuerzo que bulle en la cacerola.



Un pellizco moderado, para cerciorar que no sueña. Por Getsemaní 
luces amarillentas, faroles que titilan. Cortinas de metal de talleres cerrados. 
El muelle infectado por las risas de mujeres ebrias, destinadas a llamar 
la atención de los maridos. Ojeras de trasnochada en la palidez 
de la extranjera. Triangulito de tanga verde flúo en el balcón.


Sin mirarse uno al otro irán por separado al baño. 
Frases espontáneas en la puerta, con birome. Las rodillas 
sosteniendo la bombacha estirada. Desde el lavamanos el recorte 
de los pies torcidos. Los altos decibeles del contexto encapsulados.
Queda en el ambiente, dulce, la colonia.




El amor excesivo puede provocar a largo plazo la caída del cabello o la misantropía.
En el centro la lluvia dispersa a las personas. 
Sacuden con estruendos la carrocería los caballos piel y hueso, desbocados. 
Una película incolora protege las ventanas. La procesión deja marcas en la arena.



La luna llena de una canción mejicana. La muchacha corrige ese defecto. 
Se involucra. Quizás exagerada la trama para el clima. 
El dedo con saliva no reactiva la fluidez.




Si no existieran marcas una no sabría si conoció el amor. 
Se concentra en el estribillo tarareado a la noche en la cocina. 
Una niña mestiza que amamanta en la ventana mira sin expresión hacia la calle. 
Los detalles se imponen con fatalidad en un sueño de un minuto 
en un prostíbulo de Olaya. Esa nuca despejada por donde el aliento trepa.



Un poco de tinta china para ahuyentar reptiles.
En la atmósfera espesa la ciudad se destiñe a la altura de las farolas.
Por la calle una situación incómoda entre una mujer, su marido y el florista.
En la whiskería aplauden el menear de la morocha.
Las casas abiertas muestran señoras hamacándose frente a televisores.



Requerida por todos para que distribuya sus favores, se sienta 
en las rodillas del hombre que acaba de echar una moneda en la rockola.
Llegó un barco. Bajo el cartel luminoso de Banana’s militares con fusil 
se ríen fuerte, pisan los vasos vacíos.
Niñas de mala salud rondan el tufo agrio de las camisas.



Fácilmente puede ganarse la vida la mujer que sabe utilizar sus armas. Una onda expansiva en las cocinas de las casas, gente por la mitad en imágenes vía aérea. El Piel Roja consumiéndose en el cenicero de la desmovilizada. Un flash informativo en medio del culebrón.



Únicamente la pasión regula los actos de los protagonistas.
Unas tijeras mal dirigidas dejarían ciega a la joven.
Pueden contemplar el golpe que salpica en la escollera. 
Emitir el sonido adecuado al dolor de una piedrita en la sandalia. 
O acariciar un hombro con una hoja de palma de manera que la piel no la distinga.



Princesas obscenas, retratadas con arsénico rojo en los muros. 
Tiemblan al oír los pasos del que entra al palacio en penumbras.
Una mulata despacha bolsas de mil a dos rubias que extienden las manos.
Como el oráculo que se consulta por precaución o por hábito el cafetero circunda la ventana.



El arte de adivinar el carácter de un hombre a partir de los rasgos o el color de la camisa.
Las voces pícaras llegan desde la bahía hasta el puente. Nadie puede resistir el encanto 
en un escenario que tiende al declive.



Nunca lo despertará mientras duerma. 
Una repentina languidez corromperá la casa.
Sueña cogollos de palma, largos viajes en mula, rutas hipnóticas.
Brujas livianas que huyen de los buscapiés.



(Fragmentos)




Andrea López Kosak (Bahía Blanca, Provincia de Bs.As., 1976)